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miércoles, 30 de abril de 2014

¡¡Ostia, tío, está colgado!!

O de cómo la solidaridad parece una cualidad a extinguir.

Una noche de las de Semana Santa, cuando daba la vueltilla nocturna con las perras, oí la exclamación que sirve de título a esta entrada a dos jóvenes. Miré hacia donde miraban, y efectivamente, allí había un pedazo barco de motor escorado hacia babor, colgando de las amarras sujetas en las cornamusas de estribor. Alguien había calculado mal la altura de la marea y no había vuelto a comprobar que estuviera bien. Seguramente estarían cenando o de sobremesa tomando algún trago.

Era un Beneteau Flyer 850 Sun Deck. Un pedazo barco de impresión. Nuevecito. Folio del 2014.


Lo mismo que oí yo la conversación la tuvo que oír un hombre que estaba atendiendo a los botes de los pesqueros grandes. Salvo que estuviera más sordo que yo.

Los jóvenes se fueron a otra taberna. Mientras me acercaba hasta la embarcación pude ver algún otro "curioso" que observaba el barco escorado.

Me acerqué hasta allí, aunque con la cachorrita no sabía hasta qué punto me podría arreglar, y no esperaba ayuda...

Afortunadamente, el trozo de amarra de popa que estaba entre el noray y la defensa vertical de goma negra que protege la pared del muelle, estaba relativamente floja, debido a que la amarra había hecho una hendidura de 20 cm de profundidad en la defensa, donde se había quedado clavada. Y eso que son gomas macizas de casi 10 cm. ¿Sabéis a cuáles me refiero? Una vez que aflojé la de popa y la desclavé de la defensa, el barco adrizó y se fue a proa llamado por la otra amarra, que también estaba muy tensa, evidentemente.

Calculé que estaba en la bajamar máxima (que por cierto, serían vivas), aflojé las amarras y las até a son de la altura que había entonces.

No me considero un héroe por lo que hice. Sí me quedé muy satisfecho, debo admitirlo. 

Pero creo que no debería ser nada especial, aunque a veces, lo dudo. Y es que la solidaridad, cuando son bienes, y encima tan supuestamente suntuosos, no parece una cualidad muy general. Más bien parece que lo que manda es "el que se joda" "no me meto, a ver si..." "con la pasta que tiene que tener, ya se comprará otro"...

"Hombre, era de noche; no andaría mucha gente por la calle, y quizás los que andaban no saben de eso...", dirá alguien...

Personas de poca fé... Pues ahí va otra historia.

Verano del año pasado. En las boyas exteriores había meneo, pues había algo de mar de fondo y ola. Pero se veía un mástil que se movía raro. Lo estaba viendo desde el otro lado del muelle, a la altura de San Pedro. Y en el Muelle de los Curas había un montón de gente mirando hacia afuera. No era mi objetivo pero pensé en acercarme, porque me di cuenta que ese palo se movía raro porque la embarcación tenía que estar cruzada, alguna amarra habría roto o soltado.

Fui para allí, pensando en tomar el bote y acercarme, a ser posible habiendo reclutado algo de ayuda. No sé, habría al menos 100 personas viendo el espectáculo. Cuando llegué al inicio del Muelle de los Curas, confirmé que efectivamente era un velero de 24-26 pies creo recordar, que estaba cruzado y repartiendo estopa a los que amarraban al lado. Miré hacia el bote, y no estaba.
Parecía que al final alguien se habría animado a hacer algo... Seguí hacia la punta del muelle, y claro, ¡no podía ser otro! Era Juan, mi amigo, con ropa de calle (de paseo) que se había acercado singando y ya estaba a bordo reponiendo la amarra que se había soltado.

Le esperé a la vuelta y comentamos la jugada. A él le había pasado parecido. Se encontraba paseando por la otra parte del muelle y había visto la movida y se había acercado para hacer algo. Mientras, allí siguieron los "vigilantes de la playa", contemplando el espectáculo, haciendo comentarios de pobres barcos... Juan estaba realmente indignado. Más sabiendo que entre los que estaban contemplando el espectáculo había personas que tienen barcos.

Y si quisiera aburriros y mi memoria fuera un poco más la de antaño, os podría contar más historias de ese tipo, porque desgraciadamente se dan. 

Afortunadamente también del signo contrario. 

Agradecí mucho que este año alguien amarrara provisionalmente el Hooper un día de otoño en que en uno de los muchos temporales que hemos tenido rompió una amarra y se puso de través delante de la fila.

(Bueno, a decir verdad, no rompió mi amarra, rompió uno de los muchos cabos que existen debajo de las boyas de amarre, dejando libre mi amarra enterita; lo digo por el prurito "profesional" de uno... Vale, tendría que haberlo atado mejor, pero con el maremagnum de amarras y restos de amarras que suele haber bajo las boyas, no es fácil a veces :-))

Alguien me dijo una vez: "¿Por qué eres así? ¿Por qué haces esas cosas". "Porque espero que alguien lo haga otra vez por mí", contesté. Y no es egoísmo, es solidaridad de todos para todos. Así lo creo yo.

1 comentario:

  1. Si solo sucediera en la mar... ni tan mal. En tierra firme impera, por desgracia, la ley del sálvese quien pueda, ¡ que tiempos aquellos en los que los vecinos se ayudaban, los amigos se apoyaban...!
    Solidaridad, una palabra que no debe de aparecer en Google, esa ventana por la que hoy todo el mundo mira. La perdida de ciertos valores éticos es más que palpable, una pena y así nos va.
    Te contaré una anécdota de nuestra travesía por el mare nostrum. Cuando entramos en Ciutadella había bastante viento, amarramos primero en un sitio bastante justos de espacio, pegaditos un Hanse 42 con bandera francesa, ellos estaban a bordo, la maniobra era delicada, atracar de popa con aquel viento necesitaba pericia y desde luego que ayuda tambien. Ellos salieron a cubierta a ver la maniobra nosotros todos diseminados por los costados para evitar toques. metio la popa a la segunda, poco poco fuimos colocando al Olatua correctamente a mano, soplaba de lo lindo recuerdo. Los franceses mirando desde su barco, en ningún momento se dignaron a poner sus manos en el tema, solo se limitaron a vigilar que no rozásemos su flamante Hanse 42.
    El día que nos íbamos apareció uno de ellos en el Olatua, quería que le proporcionáramos información meteorológica, ellos también se iban, ¡¡ con semejante barcazo y no tenían un ordenador a bordo !! Hablaba algo de castellano, Xabier le pregunto ¿necesitas ayuda? el francés asintió con la cabeza, Xabier solo le dijo una cosa, ¡¡ Yo si te voy a ayudar a ti !! creo que el francés se dio por aludido...nos conectamos a Aemet y le dejamos que mirara la meteo.
    En fin, ¿ y lo bien que te sientes después de ayudar ? pues eso.

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