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viernes, 30 de marzo de 2012

Minivela y petreles...


Hace un tiempo (mucho) oí parte de una entrevista en la radio.

Entrevistaban a un navegante catalán (no me quedé con el nombre) que es o había sido regatista en la clase mini.

Clase Mini y MiniTransat


Algo de ello, había leído en La Taberna del Puerto, pero para ser sincero, tampoco le había prestado mucha atención. Leo algo de regatas, pero no soy un apasionado de la competición.

Pero, en la entrevista no se hacía una exposición para "loc@s de las regatas" sino que más bien se explicaba que era eso de los minis... del que el entrevistador se manifestaba como un enamorado del concepto.

La clase Mini, con la Mini Transat como máximo exponente, hace referencia a monotipos de regatas (¿se dice así?) de 6,50 metros de eslora. Y la Mini Transat es una regata transoceánica en solitario en esos barcos de 6,50 metros de eslora total.


¿6,50 metros de eslora? Sí, poco más que el Hooper.
De acuerdo. Es otra guerra. Otro concepto de barco, en su finalidad y diseño...
Son pequeños fórmula 1 de la mar.
Pero 6,50 metros a la postre.
Barcos mangudos (3 metros de manga) buscando la estabilidad y seguridad, como se está entendiendo hoy en día, no entro si bien o mal porque no lo sé, y buscando velocidad y planeo en portantes.
En Youtube he visto algunos minivídeos de estos minibólidos marinos, planeando con spi, alucinantes...


Después, he ido investigando un poco sobre estos barcos... y yo también me he ido enamorando de ese concepto, pequeños barcos muy rápidos y divertidos (¿sabría manejarlos?)... y he ido recordando tantas lecturas en foros de náutica, e incluso consejos de viva voz... "¿Cantábrico, por debajo de 9 metros? ¡¡¡Ni pensar!!!"
Curiosamente, el tamaño "mínimo requerido" ha ido subiendo conforme ha evolucionado la capacidad de consumir (o malgastar) de nuestra sociedad. Olvidando que la navegación a vela ha sido posible durante muchos años con barcos mucho menores (que se lo digan a los franceses...).
Pues sí, existe la minivela...

Pero esta negación no ha sido sólo en el punto de vista de navegación de aficionado...

He encontrado pocos recursos sobre los "minis" en castellano, pese a que ha habido buenos regatistas en esta clase. He incluso he leído hilos en foros, quejándose del poco apoyo que recibió esta clase en España, cuando no franco desprecio. Parece, por lo leído, que últimamente se les está empezando a estimar. No está mal, teniendo en cuenta que la clase mini nació en 1977...

¡Eh, Petrel!


En la segunda parte de la entrevista, hablaba con la misma persona entrevistada sobre el libro "¡Eh, Petrel!" y sobre la navegación que hizo Julio Villar desde Barcelona (1968) hasta su vuelta a Lekeitio (1972), después de haber dado una vuelta y media al mundo... ¡¡en un Super Mistral, un barco de 23 pies de eslora!! Y por supuesto, nada que ver con los minis antes citados.

 Julio en el Petrel, unos cuantos años más tarde...

En esa circunavegación nació el libro "¡Eh, Petrel!" (Petrel era el nombre de su barco), un libro muy curioso en su contenido (nada que ver con un diario de navegación al uso), muy lleno de poesía, sensaciones, momentos duros y momentos místicos, que ha llevado mucha gente a la navegación (en concreto el entrevistado afirmaba que ese libro fue su primer contacto con la mar) y que lo mismo apasiona que aborrecen muchos. Llevo leída la mitad del libro. Espero acabarlo esta Semana Santa, y a la vuelta, poder hablar de él...

Julio Villar nació en San Sebastián en 1943. Fue un montañero y se hizo guía de Montaña. A los 25 años, tras una lesión, dejó temporalmente la montaña. Consiguió un Super Mistral y se hizo a la mar, en solitario, sin saber casi nada de navegación, sin medios, sin motor ni luces de posición, sin GPS, ni radio, ni...

Un hippy de la mar...

 El Petrel, hoy en día, después de haber sido restaurado
y recuperado su aspecto hippy...

Minivela ¿Por qué no?


Esta entrada, ¿es un alegato a favor de las "aventuras"? No. Yo no haría lo que hizo Julio. Y menos como lo hizo él. Y estoy casi seguro de que ahora, en la madurez de su vida, él tampoco lo haría.

¿Es una denuncia contra los armadores de grandes veleros? No, para nada. Me gusta las tardes de los domingos del verano darme una vuelta por el muelle, con las perras y observar, curiosear y remirar los veleros, generalmente de 30 a 42 pies, atados en el muelle... con un poco de envidia sana...

Lo que sí que es un sentimiento de que existe una hermana menor de las grandes gestas de la vela, y que por ser menor, algunos menosprecian o desprecian, y no es justo. Y que es totalmente satisfactoria, tanto como a otro nivel puede serlo una navegación "de altura" y de gran eslora... También me gusta en verano contemplar a las embarcaciones de vela ligera que juegan con el viento en la bahía... y pienso que es bonito y de mucho mérito...

A ver quién se atreve a decirle que es un dominguero...

Al final, tampoco "recomiendo" un barco pequeño, como alguno me ha sugerido/reprochado en privado alguna vez. No.

Lo único que creo es que se debe elegir un barco que sirva para el plan de navegación de quien va a ser su patrón o armador. A veces será un divertido y técnico vela ligera, podrá ser un minicrucerito, con el que disfrutar una tarde de verano, o quizás sea un duro velero de 40 pies, propio de un crucero de altura. Cada uno debe mirar lo que le conviene y puede mantener. Pero también la minivela es una opción.

Por acabar con un símil, hay una gran montaña, las gestas de los ochomiles, gestas que no están al alcance de cualquiera (aunque cada vez más sea una cuestión de dinero), y que tampoco debieran quizás estarlo, pero hay también una pequeña travesía por esa montaña cercana, de botas, mochilita y bocadillo de tortilla. ¿Es que ésta no vale? De eso nada.

2 comentarios:

  1. No se por donde empezar, bueno si, por un saludo, kaixo Jon. Este artículo parece estar hecho a mi medida, mis primeros filtreos con la vela fueron en un vaurien, fue un flechazo. Siempre había mirado los veleros desde la orilla pero un día mis hijas me animaron y hay comenzó una relación que lleva camino de convertirse en obsesiva...
    Como bien dices la vela ligera es una auténtica maravilla, la gente entendida en el tema que yo conozco todos coinciden, es la mejor manera de entender el viento, la mejor escuela.

    Por otro lado, me has sorprendido cuando comentas que ahora estás descubriendo el interior de ¡eh petrel! a mis manos llegó en su primera edición y me pareció algo así como un himno, un canto a la libertad, un libro imprescindible en mis estanterías.
    Tuve la suerte, hace muchos años, de conocer a Julio Villar y caminar junto a el en alguna montaña del pirineo, una persona muy muy especial. Hace unos meses oí una entrevista que le hacían en la radio, siempre resulta muy reconstituyente escucharle hablar.
    Para terminar toda esta chapa me voy a permitir aconsejarte una lectura, he terminado hace unos días de leer "Izando mi corazón", que gozada...

    Cambiando de tercio, hoy me ha llegado el motor (por fin), mañana lo colocamos y a probar. Igual en Mayo te cito, si te apetece, en un puerto a medio camino...tengo entre manos una pequeña aventurilla.
    Fin.

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    Respuestas
    1. En realidad, he empezado a vivir el mar no hace mucho. Llevo muchos años navegando. Pero cuando uno navega a motor en una chipironera, sí conoce el mar, conoce navegar... pero es otra cosa. Uno va "para algo". NO va simplemente. Espero no soliviantar a nadie...
      Por eso no conocía, por qué negarlo, a Julio Villar y su libro.

      Aceptaré gustoso la invitación, si te parece adecuado :-)

      Ondo izan

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