Un buen verano.
Sí, de acuerdo. Quizás un poco tarde para hablar del verano, ahora en que los vientos del sur dan paso a temporales del noroeste, con sus maretones y olas enormes, empujadas por fuertes vientos, que hacen que uno contemple la mar a resguardo, de las olas, del aire, con ese respeto sordo y profundo con el que mira el viejo marinero a la mar despendolada, tratando de arrebatar el acantilado.
Pero los que llevamos un tiempo sin navegar, este ejercicio nos permite volver a estar allí, moviendo nuestro culo de una banda a otra en las viradas, encajando esa ola traicionera que va a morir justo en la amura, regando la bañera con espuma, mágica, porque parece que no nos moje y sólo nos haga reír...
Pues ha sido un buen verano a mi parecer. Quizás pudo ser mejor, quizás no queramos recordar esos momentos que no fueron tan buenos como quisiéramos porque Eolo se negó a acudir, nos olvidamos de esos proyectos que nos hicimos y que por una razón u otra no pudieron llevarse a cabo, pero todo eso es borrado por esos buenos momentos que consiguen estar grabados en nuestra memoria.
Y quiero acordarme de esas pequeñas excursiones a un puerto costero, que te hacían pensar en que estabas en Grecia, más que en Euskadi (o por lo menos la Grecia que uno se imagina). Una Grecia, eso sí, no tan blanca, sí más colorida, pero lejos del bullicio y la saturación que parece acompañar últimamente a las poblaciones costeras.
Medito si debo decir cuál es. Quizás ya lo adivines. Pero no, creo que no debo decirlo. No es egoísmo. Es simplemente que el anonimato hace que tenga ese encanto. Si estuviera lleno de barcos y de turistas o simplemente visitantes, no sería lo mismo.
Para mí fue encantador que pudiéramos acudir casi todos los miembros de mi familia. Mi mujer tenía que trabajar, pero pude ir con mis tres hijos. Fue una delicia. El viaje, el planteamiento, cómo salió todo, la compañía. Medito qué poner primero. Prefiero aplicar la propiedad conmutativa y dejarlo así. Lástima que Eolo no quiso aparecer ese día, pero el sol y la mar en calma hicieron del día un día mágico. Positivo por todo. Ahora, si hubiérmos podido navegar con viento de través, a cuatro o cinco nudos...
O esa tarde, en ese mismo puerto, con buenos amigos/as, tomando un cubata como nunca he tomado, suave y a la vez intenso, hablando de barcos y de mar...
También hubo días de intenso viento, incluso con una mar ordenada, que es lo que uno siempre aspira por estos andurriales, viento y mar llana, cuando los barcos vuelan y se cierra el círculo mágico...
Probablemente es connatural al ser humano desear siempre lo que no tiene, pero uno se muere de envidia cuando ve esos vídeos en Youtube, generalmente en aguas mediterráneos o baleares, con un viento F4 o F5, volando sobre unas olillas de viento... En nuestro mar, esos días son muy escasos. Y si el viento encima se atraviesa a la mar de fondo, el mar se desordena y arbola y se vuelve áspero. Vale, si hay que estar se está, pero barcos y patrones probablemente estén mejor en la seguridad del puerto.
También hemos tenido las tradicionales galernas, y alguna muy accidentada además.
He incluso por fin usé el spi como es debido, y además en solitario...
Me doy cuenta que tengo ahora dos opciones: U os abraso o lo voy contando poco a poco, según me dejen mis cada vez más escasas células grises, que decía Hércules Poirot...
Lo intentaré.
Sí, de acuerdo. Quizás un poco tarde para hablar del verano, ahora en que los vientos del sur dan paso a temporales del noroeste, con sus maretones y olas enormes, empujadas por fuertes vientos, que hacen que uno contemple la mar a resguardo, de las olas, del aire, con ese respeto sordo y profundo con el que mira el viejo marinero a la mar despendolada, tratando de arrebatar el acantilado.
Pero los que llevamos un tiempo sin navegar, este ejercicio nos permite volver a estar allí, moviendo nuestro culo de una banda a otra en las viradas, encajando esa ola traicionera que va a morir justo en la amura, regando la bañera con espuma, mágica, porque parece que no nos moje y sólo nos haga reír...
Pues ha sido un buen verano a mi parecer. Quizás pudo ser mejor, quizás no queramos recordar esos momentos que no fueron tan buenos como quisiéramos porque Eolo se negó a acudir, nos olvidamos de esos proyectos que nos hicimos y que por una razón u otra no pudieron llevarse a cabo, pero todo eso es borrado por esos buenos momentos que consiguen estar grabados en nuestra memoria.
Y quiero acordarme de esas pequeñas excursiones a un puerto costero, que te hacían pensar en que estabas en Grecia, más que en Euskadi (o por lo menos la Grecia que uno se imagina). Una Grecia, eso sí, no tan blanca, sí más colorida, pero lejos del bullicio y la saturación que parece acompañar últimamente a las poblaciones costeras.
Medito si debo decir cuál es. Quizás ya lo adivines. Pero no, creo que no debo decirlo. No es egoísmo. Es simplemente que el anonimato hace que tenga ese encanto. Si estuviera lleno de barcos y de turistas o simplemente visitantes, no sería lo mismo.
Para mí fue encantador que pudiéramos acudir casi todos los miembros de mi familia. Mi mujer tenía que trabajar, pero pude ir con mis tres hijos. Fue una delicia. El viaje, el planteamiento, cómo salió todo, la compañía. Medito qué poner primero. Prefiero aplicar la propiedad conmutativa y dejarlo así. Lástima que Eolo no quiso aparecer ese día, pero el sol y la mar en calma hicieron del día un día mágico. Positivo por todo. Ahora, si hubiérmos podido navegar con viento de través, a cuatro o cinco nudos...
O esa tarde, en ese mismo puerto, con buenos amigos/as, tomando un cubata como nunca he tomado, suave y a la vez intenso, hablando de barcos y de mar...
También hubo días de intenso viento, incluso con una mar ordenada, que es lo que uno siempre aspira por estos andurriales, viento y mar llana, cuando los barcos vuelan y se cierra el círculo mágico...
Probablemente es connatural al ser humano desear siempre lo que no tiene, pero uno se muere de envidia cuando ve esos vídeos en Youtube, generalmente en aguas mediterráneos o baleares, con un viento F4 o F5, volando sobre unas olillas de viento... En nuestro mar, esos días son muy escasos. Y si el viento encima se atraviesa a la mar de fondo, el mar se desordena y arbola y se vuelve áspero. Vale, si hay que estar se está, pero barcos y patrones probablemente estén mejor en la seguridad del puerto.
También hemos tenido las tradicionales galernas, y alguna muy accidentada además.
He incluso por fin usé el spi como es debido, y además en solitario...
Me doy cuenta que tengo ahora dos opciones: U os abraso o lo voy contando poco a poco, según me dejen mis cada vez más escasas células grises, que decía Hércules Poirot...
Lo intentaré.
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